Clemente Guevara de 43 años, presumía por los bares intelectuales de la ciudad de conocer mucho del rock progresivo y el acid jazz, y era la única razón por la que era respetado y tal vez querido....sin empacho "falaba" acerca de su colección única de música casi desconocida de "El Personal" de Guadalajara o "Iconoclasta" de Irapuato...de tener todo "Real de Catorce" y casi todo "Chac Mool"...un paparazzi lo captó -en cámara lenta, ver arriba- colándose al asqueroso bailongo de La Banda Limón en las instalaciones del Salón Corona... a partir de el momento en que esto se escribe el tal Clemente ha caído de mi simpatía...¡Váyase al cuerno!
La primavera llega a los Alpes y los verdes de las laderas dominan el paisaje, se funden las nieves eternas bajo el sol ardiente de mayo. Es entonces cuando el trabajo es mas ligero para Pedro el Cabrero... Años pasaron desde que el señor Sesemann se llevó a Heidi y a Clara a la gran ciudad, y desde tiempos recientes, Pedro se ha entregado a la cerveza, la maña y los juegos de azar. La vida no ha sido fácil desde entonces para Pedro, con la llegada de los veganos, a nadie le interesa consumir carne o leche de cabra, y debió abrir un pequeño invernadero clandestino en dónde produce cualquier cantidad de cannabis índica, para consumo propio y de los locales. Aunque ya no lleva cabras, sigue paseando con su cencerro por los caseríos hacia las montañas, para hacer algunas ventas y pasar el rato... ¡Vaya personaje pintoresco éste Pedro el Cabrero!
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