El árbol de las miadas en la Alameda es testigo mudo en esa esquina, de las aventuras de los chavos, de ahora y de hace mucho, dados al vicio... que una vez con el pito de fuera lo sorprendió una vecina, a Patricio y echóme la culpa, "yo no he sido" con el dedo indiqué al de la orina. . No sé si fresno o si pirul, que echó raíces a pesar de ser el clima muy seco, su sombra benigna cobija las cheves en auto a las tres de la tarde, y está casi escondido del transeúnte sano, del loco y el cobarde (lo de "cobarde" fué por rima) escondido, ideal también para el pacheco... . Ha permanecido, y cuenta historias en su corteza desde tiempos legendarios de cuando desde España llegaron los conquistadores a servirse de unos vinos trepados en sus corceles azabaches, negros, blancos y mojinos... igual se miaban en su tronco, anécdotas de proezas ¡oh árbol estepario!
Dibujos sueltos (sin sentido) y cuentos absurdos...algunos verídicos.