Aunque parecía un amistoso labrador, Tobías luchaba interiormente con sus demonios para no comerse a su "carnal" de toda la vida Elmer...vaya un gatito tierno!
Así pues Tobías se distinguió por dejarse hacer todo tipo de travesuras y rasguños por parte de su amigo felino, y él siempre sin chistar y nunca reclamar...
Tras diez largos años de hacerse compañía el uno al otro, un día su paciencia parecía llegar a un punto límite.
Reflexionaba por momentos de las represalias que vendrían por parte de su amo si se comiese y destrozase a quien parecía ser su leal compañero.
"Si no lo hago yo, otro perro lo hará" se justificaba...y pensó en los dias futuros sin la "encimosa" presencia y encabronantes ronrroneos de Elmer!.
No llegó a culminar su plan macabro, pero cuando quería sentirse feliz imaginaba y soñaba suspirando en "como sería si...."
Bastó la imaginación.
Años después ambos murieron viejos y de causas naturales.
Fin.
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